La mañana de aquél sábado los músicos dijeron que hacía la temperatura ideal para frotar las cuerdas y pulsar las teclas, para interpretar música al aire libre, al son de los sonidos de las voces de niños y niñas que corrían, jugaban y soñaban con música en directo, servida para hacerles imaginar. Para despertar curiosidad. Para tentar. Claro que también aquella mañana las niñas y los niños cayeron en las redes de la música sin obligación, con gusto y aplaudieron, gritaron bravo y pidieron otra. Las familias, con holgada tranquilidad, asistieron a un recital único impartido por los profesores y profesoras de Barrios Orquestados, unos músicos y docentes que acercan Cultura, pedagogía musical, instrumental, cariño, sentimiento de equipo y pertenencia, trabajo social y en red y que generan espacios de estímulo insustituible solo por amor a la infancia, a la música y a la vida.
Aquella mañana, fue una mañana en la que si hubiese que contar un cuento empezaría así: Érase una vez unos violines que volaban, porque con la solidaridad de las personas asistentes se contribuyó a que violines volaran desde Kaizen Montessori hasta un barrio de Tegucigalpa, donde ahora estos violines se posarán en manos de niños y niñas que quieren aprender. Que quieren soñar. Que también quieren volar.
*Concierto Violines para Honduras. Barrios Orquestados en Kaizen Montessori.