A los chicos durante el viaje les preguntamos qué quieren hacer, qué les apetece. Les explicamos las alternativas que conocemos y escuchamos lo que les llama la atención o expresan. Y desde el primer día, montar en barco estuvo entre sus prioridades. Será que venimos de Islas y que en alguno han montado. En un barco, de hecho, vieron su primera y alucinante película, Vaiana. Un ARMAS entre Fuerteventura y Gran Canaria donde descubrieron la televisión.
Paseo en barco por los canales de Ámsterdam

El caso es que siendo así, el último día y dado que teníamos que volver a Amsterdam de forma breve para una gestión con la empresa de alquiler de bicicletas, decidimos montar en barco y hacer un tour por los canales de la maravillosa capital de Holanda. No hay un tour menor de 1 hora por lo que la cosa no es sencilla si vas con gemelos de tres años y un barco lleno de personas con sus audioguías con cables. Pero bueno, podíamos intentarlo y si salía mal, pues ya lo sabíamos para otra ocasión. Y la cosa salió moderadamente bien, con comida, juegos, algunas canciones y escuchar un poco «al señor que nos está contando la historia» a través de unos cascos viejunos. Ellos no pagaron por ser menores de cuatro años y no nos exigieron que no ocuparan un asiento. Para papá y mamá fue una forma de ver Amsterdam de otra manera y de alternarnos en la escucha de algunas historias de la ciudad. Para los niños fue una experiencia que ellos escogieron y a su manera disfrutaron. Para la pareja holandesa llegados desde el interior del país no fue el paseo romántico que quizás esperaban, pero tampoco sufrieron en exceso. En Tour & Tickets puedes encontrar toda la información. Si piensas hacer otras visitas o actividades que requieran entrada, consulta descuentos con las tarjetas existentes para las personas que visitan la ciudad.
Amsterdam Bos
La antelación a la hora de reservar es fundamental para poder elegir los lugares que quieres visitar. Nosotros no pudimos escoger el alojamiento que buscábamos en Amstelveen, al lado de Amsterdam Bos, nos quedamos con las ganas, y por esto escogimos Haarlem como base de operaciones para los últimos días en el país. Aún así, no queríamos dejar de visitar el bosque de Amsterdam, un espacio verde inmenso al que le dedicamos medio día y en el que disfrutamos de un paseo en bicicleta que recordaremos siempre.

Unos helados en el césped frente al lago, juegos corriendo y saltando. Eso sí, no pudimos disfrutar de la zona de playground, porque, al parecer cuentan que existía una oruga que había ocupado buena parte de las zonas consideradas para niños. Igualmente, el parque en toda su extensión es un maravilloso laboratorio de experimentación. En la entrada hay un interesante centro de interpretación que merece la pena visitar, tiene juegos y ofrece otras experiencias.

Justo frente al Centro de Interpretación está Amsterdamse Bos Fietsverhuur, donde ojo, esto es importante, no pueden dejar de ir por varias razones: 1) tiene un arsenal de dinosaurios y otro tipo de especies animales que gustan mucho para jugar 2) hacen un capuccino delicioso 3) el hummus hay que probarlo 4) tiene unas hamacas dignas que miramos con envidia 5) alquilan bicicletas y tándem a precios razonables y 6) Stephanie, su responsable, es madre de gemelas de 27 años (ahí es nada) y veranea en Gran Canaria durante el invierno. Quedamos en vernos en Ocho Pies. Y aquí nos veremos.