Aquel libro con alas apareció agitando sus hojas por la bahía de la Playa de las Canteras. Nadie acertaba a reconocerlo hasta que se acercó con serenidad y, con esperada suavidad, puso su portada y su tapa en el suelo. Los curiosos y curiosas se acercaron a cámara lenta. En el lugar brotaron letras, hojas y libros y hasta hoy, cuenta la leyenda, que cada niño o niña que se acerca a la charca acertada de Peña la Vieja puede encontrar el libro que estaba buscando. Cuando no lo encuentres, búscalo en el mar, se oye a una voz decir los días de bajamar y luna llena. Y al mar fueron a buscarlo y surcaron el Atlántico en busca de aventuras, avistaron un velero lleno de historias y cuentos que vibraban y gritaban que siguieran a babor. Sobre las nubes que sobrevolaban iban algunos héroes mitológicos y extraterrestres que se habían unido para llegar a tierra. También se vio en algún momento una ballena de cuya boca salían letras alborotadas que zozobraban hasta llegar a costa y entonces eran recogidas por dos suaves manos y una mirada dispuesta a empezar una nueva historia desde allí mismo, desde aquel lugar, desde la charca de los libros que brotaba cada Navidad.
En Navidad regala un libro. Puede ser usado, vivido, ajado, nuevo, brillante, recién editado o escrito por ti y grapado con amor. Pero regala lectura, regala sosiego, regala duda, regala belleza, regala alas, regala el principio de algo que aún está por nacer. Regala conocimiento, regala un ratito de paz, regala apagar la pantalla, parar, leer, estar.
La Librería de Ocho Pies.
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